“Exposición Internacional de Arte del Centenario, Buenos Aires, 1910.”
Lic. Paula Zingoni
En el transcurso del presente año celebramos los 200 años de la Revolución de Mayo de 1810, oportunidad donde el arte no está ajeno a los festejos que en todo el país se llevan adelante. Esta circunstancia ha sido propicia para concretar gran número de exposiciones en instituciones públicas y privadas, la puesta en valor de edificios como el Teatro Colón y el Teatro Nacional Cervantes, la ampliación de salas de exposición en museos provinciales, y la inauguración de anexos y sedes de museos, que se complementan con su renovación museográfica, presentando de esta forma nuevos relatos para los bienes culturales que allí se exhiben.
En este marco nos parece propicio poner en tensión aquellos otros festejos que tuvieron 100 años atrás al arte como protagonista, cuando en la ciudad de Buenos Aires el Pabellón Argentino albergó la gran Exposición Internacional de Arte del Centenario. Explorar aquel acontecimiento artístico abre la posibilidad de indagar no sólo los alcances y progresos a los que habían llegado los artistas argentinos, sino también conocer las discrepancias, las polémicas y las manifestaciones críticas que esta exposición alimentó hacia 1910.
La exhibición reconocida como un verdadero hito para el campo artístico de la época, permitió que los artistas argentinos expusieran sus obras frente a colegas extranjeros invitados a participar, y que se reconocieran a sí mismos como portadores de un “arte nacional” reclamado desde fines del siglo XIX. A partir del Centenario, los artistas, críticos e historiadores del arte, en mayor o menor medida, se encontraron involucrados en una reflexión nacional sobre el arte, que se consolidará décadas más tarde, con el desarrollo de los estudios de estética en nuestro país, corolario intelectual desconocido y poco profundizado a la fecha.
Detenernos en las circunstancias institucionales y organizativas que rodearon a esta muestra en el Pabellón Argentino, ofrece la posibilidad de tener un punto de partida representativo del arte que se exhibió para conmemorar los mismos acontecimientos que en la actualidad se celebran con fervor y entusiasmo, e igualmente como sucedió en el Pabellón Argentino, en 1910, con cierto escepticismo y actitud crítica.
En el transcurso del presente año celebramos los 200 años de la Revolución de Mayo de 1810, oportunidad donde el arte no está ajeno a los festejos que en todo el país se llevan adelante. Esta circunstancia ha sido propicia para concretar gran número de exposiciones en instituciones públicas y privadas, la puesta en valor de edificios como el Teatro Colón y el Teatro Nacional Cervantes, la ampliación de salas de exposición en museos provinciales, y la inauguración de anexos y sedes de museos, que se complementan con su renovación museográfica, presentando de esta forma nuevos relatos para los bienes culturales que allí se exhiben.
En este marco nos parece propicio poner en tensión aquellos otros festejos que tuvieron 100 años atrás al arte como protagonista, cuando en la ciudad de Buenos Aires el Pabellón Argentino albergó la gran Exposición Internacional de Arte del Centenario. Explorar aquel acontecimiento artístico abre la posibilidad de indagar no sólo los alcances y progresos a los que habían llegado los artistas argentinos, sino también conocer las discrepancias, las polémicas y las manifestaciones críticas que esta exposición alimentó hacia 1910.
La exhibición reconocida como un verdadero hito para el campo artístico de la época, permitió que los artistas argentinos expusieran sus obras frente a colegas extranjeros invitados a participar, y que se reconocieran a sí mismos como portadores de un “arte nacional” reclamado desde fines del siglo XIX. A partir del Centenario, los artistas, críticos e historiadores del arte, en mayor o menor medida, se encontraron involucrados en una reflexión nacional sobre el arte, que se consolidará décadas más tarde, con el desarrollo de los estudios de estética en nuestro país, corolario intelectual desconocido y poco profundizado a la fecha.
Detenernos en las circunstancias institucionales y organizativas que rodearon a esta muestra en el Pabellón Argentino, ofrece la posibilidad de tener un punto de partida representativo del arte que se exhibió para conmemorar los mismos acontecimientos que en la actualidad se celebran con fervor y entusiasmo, e igualmente como sucedió en el Pabellón Argentino, en 1910, con cierto escepticismo y actitud crítica.
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